No podré dormir hoy: como el niño que verá un partido de futbol en el estadio por primera vez, o el viejo que se mojará los pies en el mar antes de morir, o el borracho que, cuando piensa que la noche fue asesinada prematuramente, se topa con un chorrito de whisky y un amigo.

Mañana veo a Dylan. No es la primera vez. Pero Dylan jamás es el mismo.