Termino, bastante perturbado, de ver Funny Games US (Juegos sádicos). Perturbado, sí, por la trama de la película, pero más por un fenómeno que he visto repetirse en varias ocasiones en las salas de nuestro país, y en ningún otro. Ante situaciones de violencia o humillación extremas en la pantalla, la gente ríe, el espectador se divierte. En esta película de Haneke, dos sicópatas obligan a una mujer a desnudarse mientras le ponen una funda de almohada a su hijo en la cara y su esposo yace en el sillón con la rodilla rota, sangrante. Y la gente ríe. Me dio casi tanto asco como los actos de los sicópatas en la pantalla. Recuerdo que cuando fui a ver Magdalene Sisters me indigné cuando en la escena en que la madre superiora desnuda a las internas y se burla de sus cuerpos, de la flacidez, del vello púbico, el público se reía. Se divertía, incluso. Aquello era una violación en más de un sentido y ahí estaba el espectador, comiendo palomitas y riendo. Lo mismo que en Funny Games US.
¿Por qué ríen? ¿Qué dirán cuando ven las noticias, los decapitados, los secuestros, los litros de leche letalmente adulterada?
Que alquien me explique, por favor.
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César, como alguna persona dijo en tu otro blog yo sospecho que se debe a la represión y la pacatería imperantes. Además, claro, está el recordatorio (en momentos como esos) de la existencia de nuestra carne, de las vísceras que estos tiempos eviscerados tienen que negar.
Tres años (y contando) que no ha llegado aquel e-milio que me ibas a mandar... :P Un saludo y suerte.
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