Hace poco volví a ver Rear Window de Hitchcock, y además de asombrarme por la destreza técnica y lo cañón que el gran gordo era para escribir, ah, y de enamorarme de Grace Kelly –Hollywood en su pleno estado de gracia–, me puse a reflexionar sobre mi propio caracter curioso, casi vouyerista. ¿Quién no se ha visto tentado, cuando se encuentra en un edificio alto, de esos que ofrecen una vista plena al panal citadino, a tomar unos binoculares y ver? Yo, al menos, sí. Y lo he hecho: en Nueva York con el zoom de mi cámara, en Campeche con la camarita de mi celular, en Barcelona desde la ventana de un hostal caliente y supongo que hasta pulguiento –aún recuerdo a la viejecilla catalana que tomaba sorbitos de un licor y veía las telenovelas y olía casi compulsivamente el humo que salía de un olla de esas que ya no se hacen, de esas que guardan los sabores y los secretos familares por décadas–. Lo hago aquí, en la redacción, no mirando a la ventana, sino tratando de descifrar qué es lo que pasa por sus cabezas, qué música los hace tararear –hay una compañera que baila, canta y sonríe, feliz, para sí misma–. Todos tenemos un poco de vouyerista, y seguro si yo me encontrara en la situación de James Stewart habría hecho lo mismo. Sentado ahí todo el día con la pata rota y todo un escenario de proporciones trágicas frente a mi. En fin, los dejo con el inicio de la cinta...Y con el trailer de una película que es todo un clásico en esto del vouyerismo, The Conversation de Francis Ford Coppola, un clasicazo que terminó hecho sandwich entre las primeras dos partes de El padrino-
1 No comments?:
mira, un cartel: http://ffffound.com/image/2b0e162f6e40fde0b2eb41bcbfcc5d778762d536
Publicar un comentario