..:: los payasos y yo ::..

Foto: Cindy Sherman, autorretrato

Cuando niño, eran una pesadilla recurrente. Hoy, uno de mis miedos más grandes. Hace mucho no los soñaba pero ahora, después de tomar agua y get my shit together lo recuerdo: en la madrugada soñé con un payaso. Era yo pero no era yo, pues tenía unos 10 años. En el sueño, un payaso enorme, tamaño basquetbolista, sonreía casi sobre mi cara en un closeup macabro (detesto las regresiones oníricas en cine y literatura, mejor hacerlo aquí). Yo estaba comiendo una sopa: algo asqueroso seguramente ilegal, articulaciones de pollo en un caldo sanguinoliento. Hasta ahí el sueño, o lo que recuerdo.

De chico, le pedía a mis padres que me mostraran "al payaso" en un libro de Picasso. Un arlequín infantil estaba sentado, tristísimo, sobre un sillón individual. Me daba miedo o me conectaba a algún rincón de mi psyche aún no tan profunda. Le tenía miedo, pero disfrutaba ésa exaltación que me causaba verlo. Masoquismo quizás. O la emoción de un sentimiento nuevo, una amenaza, que atravesara la burbuja de mi temprana edad.

Y hoy, casi de 30, me vuelve a cargar el payaso. Les tengo pánico: son todo lo alegre que no quiero ser, todo lo triste, todo lo gordo, lo flaco. Por algo Fellini los retrató: eran el epítome de lo fellinesco.

¿De dónde viene mi sueño?